
Texto de la presentación de ‘Lola Dinamita’, de Rebeca Le Rumeur, por Javier Fernández Rubio
Filóloga, pintora, escritura y santanderina, aunque esto no sea exactamente una profesión lo parece. Rebeca le Rumeur tiene un mundo que contar. Traductora y autora multipremiada en numerosos concursos literarios, tiene 28 años y ahora está en Madrid en donde trabaja en el mundo de la creación literaria. Y digo que aunque ser santanderino pueda ser una profesión, Rebeca, como no podía ser de otra manera, la ejerce de una manera distinta. Es la santanderina antitópica, es decir, condescendiente de que haya un mundo más allá de Peñacastillo, compartiendo la inquietud, la curiosidad y el talento de aquellos hombres y mujeres que pasaron por la ciudad y la acrecentaron, en lo material y en lo intelectual. Rebeca forma parte de lo mejor que puede dar esta ciudad y no es una casualidad que tenga que haber salido fuera, como tantos otros han hecho antes y harán después.
Si alguien me preguntara qué es Lola Dinamita le diría que lo leyera. Pero como no quiero escurrir el bulto, diré por qué creo necesaria su publicación.
Lola Dinamita es una colección de 10 relatos, protagonizados en su mayoría por mujeres. Da igual la edad que tengan. Todas ellas se caracterizan por llegar al final, pero al final de qué. Al final de una relación, al final de la vida, al final de la esperanza. No se confunda esto con el pesimismo. Confúndase más bien con la lucidez. En estos relatos escritos de manera sencilla y directa, no hay espacio para la ilusión e ilusión es creer que los buenos sentimientos son correspondidos siempre, que el premio al esfuerzo y la querencia es la satisfacción del anhelo.
Digo que son personajes que están al final de algo, porque Rebeca los toma en el momento de zozobrar, en el momento en que hay que pagar por la felicidad vivida o más bien ser consciente de que esa felicidad puede muy bien no darse nunca. Pero, y hay ejemplos en este libro, la lucidez no es equivalente al fracaso. En Lola Dinamita, hay mujeres que se consumen en sentido literal en un viaje de automutilación y metafórico de gran belleza, o niños que se inmolan o madres que incurren en infanticidio, o seres egoístas que aceptan con ironía su caída en la soledad. Porque la soledad, la determinación rabiosa ante el fracaso, la lucidez de la condición humana son los temas que aborda en este pequeño álbum de música de cámara en donde la crueldad es omnipresente.
Lola Dinamita es también un libro cargado de sensualidad. El propio relato que le da título es un gran metáfora de la convulsón interior desde la convulsión exterior. En éste y en todos los demás, lo físico es el material primigenio con el que se esculpe. Hay fuego, hay carne, hay deseo, hay objetos materiales de uso cotidiano, hay paisaje y alucinación simbólica. En estos 10 relatos la realidad es palpable, de tal modo que los personajes se manifiestan por y a través de los objetos que manejan. Hasta un pequeño cangrejo llega a tener un contenido simbólico. Interior y exterior se confunden.
Fatalismo, aunque lúcido y no pesimista, en el fondo, y sencillez matérica y de gran caudal metafórico en la forma aderezan esta última entrega de El Desvelo Ediciones.
Y la mujer. No es casualidad que la mujer recorra todos los cuentos. La mujer como doble víctima, víctima como ser humano y víctima por su condición femenina.
Puede que este libro satisfaga o defraude -a mí me ocurrió lo primero-, pero es seguro que no dejará indiferente y dejará su pequeña gran huella en el recuerdo del lector, que es la mejor justificación para haber existido.
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