Desde que comenzamos nuestra andadura editorial hace 11 años prestamos servicios editoriales a aquellas empresas y personas que nos los encarguen. Hemos hecho trabajos de diseño, de edición, de ilustración, de maquetación y de producción de un libro, con el único condicionante de que no lo ponemos en nuestro canal distribuidor.
En las imágenes superiores pueden verse tres ejemplos de otros tantos libros que confeccionamos y que entregamos a sus respectivos clientes. El primero, a la izquierda, un trabajo académico de uso para profesionales de la enseñanza y relativo a la implantación de los criterios de ‘inteligencias múltiples’ en el aula; un segundo, conmemorativo del 40 aniversario de Unate-Universidad Permanente; y un tercero, una Corona Poética a Joselito el Gallo, del cual se cumplió en 2020 el primer centenario de su fallecimiento en Talavera de la Reina.
Procuramos poner en estos encargos el mismo cuidado que si fueran libros propios y el resultado ha sido satisfactorio siempre para quien ha confiado en nosotros. El proceso que seguimos, en lo que atañe a un libro, incluye los procesos de redacción, corrección, maquetación, preimpresión e impresión, siempre en contacto estrecho con el cliente. Una vez que el libro sale de nuestras manos, nuestra la labor ha concluido y ya es tarea de otros.
Os dejamos la presentación completa de ‘La guerra es una estafa’, de Smedley Butler, que hicimos el pasado jueves en La Vorágine, de Santander. Presenta la obra Jesús Ortiz Pérez del Molino, autor del epílogo.
La publicación de la antología poética de William Henry Davies supone nuestra segunda colaboración con el ensayista, poeta y filólogo donostiarra Gabriel Insausti tras la publicación en 2019 de ‘En la ciudad dormida’. Para nosotros es muy halagador que alguien con el bagaje y la erudición de Insausti confíe en nuestro proyecto a la hora de publicar parte de su producción. Aparte de su conocimiento, erudito pero nada avasallador y siempre accesible y cercano, la obra de Insausti, tanto propia como traducida, está determinada por una ironía y una cercanía a los personajes conmovedora. Nosotros somos seguidores de él, tanto con nuestros libros como con los que han publicado otras editoriales. Os lo recomendamos encarecidamente (aunque no sean nuestros libros, pero también). No os defraudará.
Insausti es doctor en Filología Hispánica y Filología Inglesa. Master of Arts en Filosofía y en Historia del Arte. Ha sido visiting scholar en las universidades de East Anglia y Aberdeen. Desempeña su labor docente en el departamento de Literatura hispánica y Teoría de la literatura de la Universidad de Navarra. Ha traducido a Cecil-Day Lewis y a los románticos ingleses (Coleridge, William Wordsworth), así como a W. H. Auden y John Henry Newman. Ha publicado también libros de investigación filológica (La presencia del romanticismo inglés en el pensamiento poético de Luis Cernuda) y textos sobre cine (Tras las huellas de Houston), aunque su producción más importante es la poética.
Premios literarios
Premio de poesía “Arcipreste de Hita” 2000 por Últimos días en Sabinia
Tercer puesto en el Premio Nacional de Poesía 2002, también por Últimos días en Sabinia
V Premio Internacional José Bergamín de aforismos, por su obra Tirar la piedra
Obras
La presencia del romanticismo inglés en el pensamiento poético de Luis Cernuda, EUNSA, Pamplona
Noche a noche
Vísperas del silencio, Diputación Provincial, Soria, 1992
Tras las huellas de Houston, EUNSA, Barcelona
Últimos días en Sabinia, Pre-Textos – Ayuntamiento de Alcalá la Real, Valencia, 2001
Destiempo, Renacimiento, Sevilla, 2004
Cristal ahumado, 2006
Vida y milagros, Pre-Textos, Valencia, 2007
Tierra de nadie: La literatura inglesa y la Gran Guerra, Pre-Textos, Valencia, 2015
En la ciudad dormida, El Desvelo Ediciones, Santander, 2019
Antología Poética W. H. Davies, El Desvelo Ediciones, Santander, 2021
Antología poética de W. H. Davies
El poeta vagabundo William Henry Davies es prácticamente un desconocido en España. Pero se trata de uno de los poetas más populares de Reino Unido. En esta obra puede encontrarse una antología de la mano de Gabriel Insausti. Su vida como vagabundo le hizo famoso y su poesía, de gran sencillez, le hizo muy popular. Protegido de George Bernard Shaw, también influenció en poetas de su época como Edward Thomas. Esta antología se publica en edición bilingüe español-inglés y la traducción, prólogo y selección corresponden a un gran especialista en el período poético de entreguerras en Gran Bretaña, Gabriel Insausti.
Cementerio de Père Lachaise, escenario de las andanzas del protagonista de ‘En la ciudad dormida’.
En la ciudad dormida
‘En la ciudad dormida’ es un libro de viajes en el que hay más libro que viajes. En él se visitan los cementerios de París en busca de las sepulturas de algunos escritores, en cuya vida se ha querido ver la memoria de la Europa moderna. De Villiers de L’Isle Adam a Ciorán, de Gautier, a Baudelaire, y tantos otros. Una memoria que, tras los atentados de 2016, propiciaba que pendiesen sobre la ciudad varios interrogantes. “… Y tal vez siguiendo el rastro del poeta y sus sucesores se averigüe cuál fue su pecado, cómo llegó a morir cada uno. Cómo llegó no a la muerte, a esa igualación de las existencias por el rasero de la nada, sino a su muerte…”. Desde la inquietud y el humor, el autor recoge la atmósfera de un paisaje perplejo y una belleza amenazada
Ya tenemos a disposición de los libreros (y pronto del público) una antología excepcional de uno de los poetas referentes de este género en el Reino Unido. Hombre de gran sencillez, con ideas propias y nada acomodaticio, W. H. Davies viajó por el mundo libre de ataduras y escribió al margen de modas y generaciones una poesía como era él: sencilla y honda, de vuelta a las cosas esenciales, que son las que importan. Con su visceral independencia, la poesía de Davies fue muy popular en el primer cuarto del siglo XX y grandes poetas del momento como Edward Thomas se reconocen como tributarios. Tuvo más influencia de la que quiso tener y recibió menos reconocimiento del que merecía.
En esta edición bilingüe, prologada y traducida por Gabriel Insausti, se recoge una antología de sus mejores y más significativos poemas.
William Henry Davies (Newport, 1871 – Nailsworth, 1940). Poeta y novelista inglés, conocido como el poeta vagabundo o como él mismo se describió: un ‘supertramp’, un supermendigo. De origen humilde, empezó a trabajar desde muy joven. Abandonó Inglaterra en 1893 y, durante algunos años, vivió vagabundeando entre Estados Unidos y Canadá, pero se vio obligado a poner fin a esta vida de aventurero tras un accidente que le costó la amputación de un pie. Regresó a su país y se estableció en Londres, donde, por un tiempo, se ganó la vida como vendedor ambulante. Gracias a la ayuda y al apoyo de George Bernard Shaw y de Edward Thomas, en 1905 consiguió publicar su primera colección de poemas, ‘Soul’s Destroyer’.
Sí, soledad, pues solo veo árboles en torno a mí y muy cerca, hacia el oeste –casi a tiro de piedra– una montaña que forma un solo ser con este bosque. He mirado su cumbre largo rato por si volaba algún ave de presa sobre esa ola de tierra, y se acercaba por temor de volver por esa senda. Y si lo hubiese visto, qué alegría como cuando una vez, aún niño, vi junto a un muelle una barca de diez pies que había atravesado el hondo Atlántico y a un anciano que se había amarrado tres días y tres noches, pues si el viento lo soltaba, sin duda se ahogaría. Sí, soledad, pues a mi alrededor no veo sino montes con sus árboles y las flores, las aves, las abejas -las abejas, que beben de esas jarras de forma y color vario y no suspiran sino murmuran su alabanza– y todos los pájaros cantaban hasta ahora que han oído el chillido de algún mirlo, al verme detenido bajo un árbol, y los ha enmudecido y ahuyentado; incluso el petirrojo mira en torno con miedo. Y una casa o dos más lejos, sin señales de vida; en vano el cuco nos deja oír su extraña, alegre nota por que la voz del niño le responda. Vagan por este valle silencioso ovejas que no tienen otro hogar ni sueñan otra cosa que este valle. Veo una puerta, un muro casi en ruinas, oscuro y sin pintura, y me parece que podría contar dulces historias. Luego anduve y muy cerca encontré un campo y lo que vi me hizo abrir los ojos: un hombre y un caballo blanco, y juro que, aunque dormidos, araban la tierra. Luego me fui a casa y ya no vi un solo rostro en mi camino, hace una semana de esto. No habrá uno entre los vagabundos de Inglaterra que me haga creer en ese campo cuando yo, soñador, cierro mis libros. Y, sin embargo, a veces dejaría feliz que me engañasen esos hombres.