6 de diciembre
Si al doblar una esquina
pudiera tropezar con quien yo era,
él pasaría de largo sin reconocerme
y yo me guardaría la pregunta
de cómo ha consentido llegar a lo que soy.
Fui audaz en el ensueño y noble por escrito,
pero, al roce cruel de un mundo inexplicable,
fui bajando las manos y perdiendo el valor
y hasta la cobardía.
Aunque la madrugada no se anuncia
mejor que fue la víspera,
camino alegremente. Y me sonrío
de no saber por qué
Esto no es una pipa, de Francisco García Marquina