
408. Nadie es tan tonto como para que, después de tres
días, no logres convencerlo de que es un genio.
409. No hables en voz baja durante demasiado tiempo.
Hace suponer que te has acostumbrado a ello por motivos
indignos. (Sin embargo, por teléfono hazlo siempre).
[…]
411. Cuanto más extraordinario sea lo que llevas a cabo,
más has de cuidarte de que parezca vulgar. Si esto es imposible,
casi siempre resultará más conveniente abandonar la empresa.
412. Sé tu propio banquero. Lo que pierdas debido a
malas decisiones, igualmente lo habrías perdido engañado
por el profesional; además éste tampoco actúa siempre correctamente.
413. Mientras no tengas más de cincuenta, prefiere a los
hombres menores de veinticinco y mayores de cincuenta.
Los que se encuentran en medio te odiarán mucho.
414. Distínguete de los demás en todo un poco. Eso despertará
la curiosidad. Pero no llames demasiado la atención
o, de lo contrario, irás cuesta abajo.
De ‘Manual para embaucadores’. Traducción: Luisa Gtrrez. Ruiz
“Ya sé, mi querido, que usted desea lo mejor para mí. Pero aquí me odian tanto, se trabaja tanto en mi contra, que ya todo me empieza a parecer asqueroso. Y como no soy hombre de agachar la cabeza, creo que me voy a retirar pronto. Por fortuna soy de naturaleza feliz. Por estos días duermo largamente y bien, y fumo incontables cigarrillos…”
Carta de Walter Serner a Christian Schad