Amo el avión, el arado del cielo, el instrumento del abrazo en todas las acepciones del vocablo: instrumento-perspectiva, instrumento-palanca, y que calienta la carta del mundo.
Amo esta fuente nueva. Tiendo la mano a tientas en torno a la idea en formación, en torno a esta superbiblia de evidencia deletreada en los espacios, que establecela realidad a lo largo y de arriba a abajo y el río de los hombres. Todo lo que estaba en las palabras y no en la realidad: patria, nacionalismo vertical, propiedad, Dios, se elimina de la naturaleza y no queda más que el cuerpo de la vida. Tengo una obsesión geométrica y cósmica, que me ha poseído ya cuando el avión construía la pirámide de lo real: poner el dibujo colectivo en el ángulo fulgurante de la individualidad. Obrar así en la verdad de la tierra y no en el sueño. «De un extremo al otro», tal es la nueva palabra de orden. La unidad orgánica se formará por la extensión.He dado un paso hacia adelante en las matemáticas humanas.
Elevación, de Henri Barbusse
Traduc: César Vallejo