Cosas que a veces hacemos (y que rara vez difundimos)

Sep 5, 2013 Uncategorized

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… como por ejemplo entrevistas en periódicos. Como por ejemplo esta, hecha al escritor, editor, fotógrafo, José Naveiras, cuya última novela ‘Memorias del cementerio’, presentaremos el sábado en la Librería Gil de Santander (19.30 horas). Aquí va la entrevista íntegra para conocer mejor a nuestro colega y, sin embargo, amigo:

-¿El hecho de haber estado viviendo en un cementerio lo diferencia del común de los mortales (nunca mejor dicho)?

-No sé, no creo. Yo nací en el cementerio de la Almudena de Madrid y me crié en él hasta que cumplí los 22. Es un sitio, desde luego, muy curioso para vivir, para crecer y educarte, pero eso no creo que me haga diferente al resto. Sólo atípico.
-¿Qué significa la muerte para usted?

-Lo mismo que para los demás, supongo. La muerte para mí no es más que el final de una película de la que no seremos conscientes. El fin de unas vivencias y de todas las experiencias. Después si hay olvido o no, al afectado o afectada, desde luego, le va a dar igual porque no nos vamos a dar cuenta de ello.
-Su personaje es un sociópata dedicado a crear muerte por encargo, ¿Por qué Carlos pudiendo escribir de otros caracteres?

-La idea original era crear una novela que me ayudara a encauzar mis experiencias en el cementerio. Francamente, ser escritor y no aprovechar el haberte criado en un cementerio sería casi un crimen. Comencé a desarrollar la idea, pero no quería que la novela fuera sólo escribir sobre mis experiencias en el cementerio, sino jugar con ellas de otra forma. Por otro lado, quería una novela divertida, rápida de leer y con cierta dosis de acción. Así que creé a Carlos. Alguien que se diferenciara mucho de mí, pero que me permitiera hablar de la experiencia de vivir en un cementerio. No quería que me dijeran aquello de “se nota que Carlos eres tú”, quería que el personaje fuera un ser despreciable para que no se le identificara conmigo. Así que pensé que no hay nada peor que alguien que su desapego por la vida le llevara a matar por dinero sin importarle nada más. Aunque por otro lado quería también que el lector o lectora llegara a sentir cierta simpatía en algunos momentos. Pero esta segunda idea llegó después.
-Hay múltiples referencias al mundo del cómic, la música, el cine. Incluso el lector del libro puede acercarse a él desde otros soportes y fuentes (spotify, blog…) ¿Esta es una marca generacional?

-Por un lado sí, tiene muchas influencias de otros ámbitos artísticos y me gusta que hagas referencia a lo del cómic porque muy poca gente la ha visto y empezaba a pensar que no estaba clara. Las influencias son muy visuales. Yo era lector compulsivo de comics, de todo tipo, pero sobre todo aquellos que contaban historias de tipos solitarios. Quería una novela muy visual, quería que las imágenes golpearan en la cabeza de la gente que la leyera. Así que recurrí a la forma de presentar las distintas historias del comic. Tomé además la forma de narrar del cine negro americano y del de gángsters, un par de géneros que siempre me han gustado, desde esas maravillosas películas en blanco y negro como “El halcón maltés” o “Ángeles con caras sucias” hasta aquellas magníficas de los 70 donde los tipos duros eran detectives tipo Steve McQueen en “Bullitt”, por ejemplo. Lo de ponerle música a la novela viene precisamente de esas películas de los 70 que tenían maravillosas bandas sonoras (busquen ustedes la bso de Bullit y disfruten). Fue entonces cuando quise que el protagonista estuviera siempre rodeado de música y que la gente no solo pudiera leer un montón de nombres y títulos de álbumes y canciones, sino que pudieran escuchar las canciones a las que se hacen referencia. La tecnología de la que disponemos hoy en día nos permite eso sin que el proyecto sea inviable por culpoa de los derechos de autor. Hubiera sido imposible sacar un disco con toda esa música, así que busque en Spotify, Deezer y Groveshark y cree las listas de reproducción con las canciones que escucha el protagonista.

Respecto a si es una marca generacional, no lo sé. Yo tengo 47 años, nací a mediados de los sesenta y mi generación ha vivido unos cambios tecnológicos impresionantes, del cine de barrio y la tele en blanco y negro a las descargas online. Da vértigo si lo piensas bien. Además soy también de esas personas que aprendieron a leer con cómics y luego nos hemos convertido en lectores de narrativa, poesía, teatro…
-Ha publicado poesía y narrativa, se ha internado en otros campos como el de la fotografía, es un activista cultural en Madrid y según tengo entendido codirige la editorial La Vida Rima. ¿Por qué esta hiperactividad? ¿Qué le reporta la cultura, máxime cuando reconoce vivir de otros trabajos?

-La hiperactividad es por simple inquietud creativa. Veo y leo cosas que hace la gente y que me parecen maravillosas. Entonces pienso en si podría hacer algo así yo y me pongo a ello. Llevo haciendo fotos desde los 16, luego me puse a escuchar música, a escribir narrativa, luego vendría la poesía, el diseño gráfico… en fin, que me gusta crear y la tecnología actual nos permite acercarnos a herramientas de creación que antes nos era más difícil o costoso utilizar. Yo trabajo de informático, pero de la parte más aburrida de la informática, la de gestión. Aplicaciones para bancos, aseguradoras y cosas así. Es un trabajo que hace que tengas que estar concentrado solo y exclusivamente en lo que estás haciendo. Cuando salgo del trabajo desconecto y me dedico a toda actividad cultural que me de mi tiempo libre. Antes lo hacía como espectador y ahora también como parte de ello. El detonante fue en 2007 cuando un grupo de amigos y amigas creamos la asociación cultural La Vida Rima. De ahí se crearon muchas sinergias y fue toda una explosión de creatividad. Hace dos años decidimos crear una microeditorial y yo me encargo de coordinarla junto a Eva Gallud y es toda una grata experiencia, esto nos permite hacer visibles los trabajos poéticos de mucha gente. Todo es muy emocionante y por nada querría perdérmelo.
-¿A quién tiene en mente cuando escribe? ¿Hay algún tipo de lector en el que piense?

-Pienso en todas aquellas novelas que no me han gustado e intento escribir al contrario. No pienso en un lector tipo, sólo escribo.
-Dado que puede ver el espectáculo a ambos lados de la barrera, como editor y como escritor, ¿cómo ve el panorama actual? ¿Hay lugar al optimismo?

-Pues la cosa está muy extraña. Por una lado hay muchísima creación y tenemos la posibilidad de editar con una bajada de costes muy importante. Por otro lado toda esta explosión creativa que vivimos no nos lleva a un aumento de la calidad literaria, aunque tampoco creo que esto sea una novedad. Yo sí soy optimista, aunque habrá que ver qué es lo que queda de todo esto. La situación está en que la industria tradicional está muriendo por su propia avaricia y se han creado nuevas fórmulas y mercados para mostrar cosas que no sean las de siempre. Como siempre, ni todo es bueno ni todo es malo, sólo que la cosa está cambiando y eso asusta a los de siempre.
-¿Qué le diría su personaje al ministro Wert?

Pues no creo que a Carlos le importase mucho lo de Wert. En realidad, él (Carlos, no Wert) es el resultado del individualismo, ése al que el neoliberalismo nos está llevando, ése mismo que nos lleva cada vez más a pensar que los problemas de los demás son una molestia y que lo mejor es ignorarlos porque uno mismo es lo único que merece la pena. Aunque, ojo, no quiero decir que el neoliberalismo nos lleve a ser asesinos. No. Lo que quiero decir es que el neoliberalismo nos lleva al individualismo absoluto y eso, creo, es lo peligroso. Es sólo que la incultura programada, el cortar el acceso a la cultura a aquellos que no tienen dinero y demás, lo único que hace es intentar que de nuevo la cultura sea una cosa de élites y de forma esporádica de alguna persona que por su genio destaque del resto. Pero, claro, eso es lo que yo digo, porque a Carlos sencillamente le daría igual, a él sólo le importa él y sólo se preocuparía de Wert si fuese un problema directo para sus objetivos.
-¿Qué está preparando ahora?

-Tengo en cartera dos libros de poemas. Uno sobre mi experiencia como padre, de la paternidad y la relación que se crea padre/hijo que se titulará “Sonrisa y también vaca”, otro donde trato de mezclar conceptos de física cuántica con la poesía (“Berberechos cuánticos”) y una novela que de momento se titula “Él es tan bella” que va de la tórrida historia de amor de un travesti al que le gusta el country y que es la Dolly Parton de España, un folletín al estilo Sawa, pero en el siglo XXI.

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