El próximo lunes entrará en máquinas nuestro próximo libro, el número 14. Se trata de ‘El perseguido’, de Daniel Guebel, un autor estupendo que es prácticamente desconocido en España pero que en Argentina ya ha publicado más de una docena de obras. Guebel es periodista y editor de libros de investigación, pero es su faceta como narrador la que llama nuestra atención por su potencia imaginativa y literaria. ‘El perseguido’ es una huida constante, delirante y desquiciada, arropada por un lenguaje rico e incisivo, una ocasión también para reflexionar sobre la identidad del hombre.
Para hacer realidad este proyecto hemos contado con la ayuda del propio autor y la agencia Nicole de Witt, así como de los ya habituales colaboradores:la diseñadora Carmen Quijano, de la empresa de Mónica Álvarez Careaga, y la gente de Fotomecánica Camus/Artes Gráficas Campher. Nosotros estamos muy contentos y esperamos que, el próximo día 27 en que la obra estará a la venta, los lectores también.
“No es casual que en ‘El perseguido’, la última novela de Daniel Guebel, se hable de Arthur Rimbaud. Guarro e irreverente para con el poeta francés, el que lo nombra y lo cita es el doctor Hunico, un especialista en clonación humana, cuando Leonardo Ferreti solicita la asistencia del galeno, desesperado porque lo buscan los servicios de inteligencia. Arthur Rimbaud decía: ‘Yo es otro’, le explica Hunico. Y agrega: ‘¡Qué ilusión! Yo querría ser otro, pero no puedo’. La conversación define una temática, un tono, un procedimiento, porque la novela no hace más que expandir la famosa frase de Rimbaud y explorar sus posibilidades narrativas, creando para eso situaciones francamente desopilantes. Guebel, que aspira a ser un escritor legible,

transforma su erudición en un juego y cruza sus saberes literarios, teóricos y filosóficos con fenómenos y preocupaciones actuales para escribir una novela que resulta una indagación en clave cómica sobre la problemática de la identidad, al tiempo que mira con distancia e ironía las luchas políticas de los años setenta, la pretensión de cambiar el mundo y la idea misma de revolución. […] Atravesada por la ironía y el humor, esta novela que destruye la ilusión de la identidad y de la revolución mediante la proliferación de situaciones que tienen el brillo fulgurante del dibujo animado requiere de lectores dispuestos a entregarse a esta deriva narrativa y a la engañosa liviandad con que se encaran algunos de los temas más candentes y complejos de estos tiempos.
Patricia Somoza en el Diario La Nación, Buenos Aires.
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