“Elaborar una poética es tan extraño como hacer que la luz vuelva sobre sí misma para iluminarse. Ocurre entonces una indeterminación. Si intento hablar acerca de lo que escribo surge la sombra. Pero la sombra es al fin y al cabo el perfil de la luz, su recorte, su forma visible. Describiremos la sombra, entonces. La existencia es un continuo y el lenguaje es un código discreto que intenta atraparlo. La arena y el cedazo, ya saben. El poema es un juicio sin acusados donde el juez y el testigo intercambian sus papeles y se confunden. El poema es un archivo con extensión .¿? que el lector debe desvelar. El poema está hecho para ser sucesivamente ampliado, para descubrir su pixelado. El lector debe convertir lo discreto del lenguaje de nuevo en la continuidad de la emoción. Un poema es un artefacto que transforma una onda en otra onda. Poeta y lector se convierten de este modo en estructuras resonantes.”
Javier Moreno