
LAS mujeres de mi aldea
se despojaron lentamente de sus ropas
las mujeres de mi aldea
mostraron las heridas que
apenas sus pechos despuntaron
los hombres cosieron a sus huesos
las mujeres de mi aldea
confesaron el aliento y la saliva
cuyo olor es arcada
en medio de la noche
las mujeres de mi aldea
susurraron nombres
de padres hermanos tíos
las mujeres de mi aldea
taparon con vergüenza sus sexos y sus bocas y decidieron
que todo esto
debía permanecer
sellado
Allozar, Yolanda Ortiz Padilla