Las bibliotecas están atravesando unos momentos muy difíciles. Sin apenas recursos, o sin ninguno, pasan por la paradoja de tener más afluencia de público que nunca. Bien dicho, no es buen momento tampoco para las editoriales, que tienen los canales ocluidos, sobre todo las pequeñas como la nuestra. De tal modo, que los unos por los otros, los libros no llegan a las bibliotecas locales. Nosotros somos de Cantabria y como cumplimos tres años pensamos celebrarlo con un pequeño detalle. Así que reunimos a las interesadas y les dimos unos ejemplares fuera prácticamente de la vida comercial. El resultado nos sorprendió. ¡Aparecieron una docena! De paso, nos conocimos, nos pusimos caras y reforzamos una relación que es tal vez, junto con la del librero, la más directa con el público lector.