La vigencia del análisis de Marx sobre España

La vigencia que para el momento político actual tiene el análisis que Marx hizo de los procesos revolucionarios en la España del siglo XIX es sorprendente. Como para muestra de que los tiempos cambian poco más que el decorado este botón sobre la figura de Espartero:
Una de las peculiaridades de las revoluciones consiste en que el momento mismo en que el pueblo parece estar a punto de dar un gran paso e inaugurar una nueva era, sucumbe a ilusiones del pasado y pone todo el poder e influencia tan costosamente conquistados en manos de hombres que representan, o se supone que representan, el movimiento popular de una época ya terminada. Espartero es uno de esos hombres tradicionales que el pueblo acostumbra cargarse a las espaldas en los momentos de crisis sociales y que, como el perverso viejo que hundía obstinadamente sus piernas en torno al cuello de Simbad el Marino, son luego muy difíciles de descabalgar. Si se preguntara a un español de la llamada escuela progresista cuál es el valor político de Espartero, contestaría inmediatamente. «Espartero representa la unidad del gran partido liberal; Espartero es popular porque procede del pueblo, y su popularidad beneficia exclusivamente a la causa de los progresistas». Es verdad que Espartero es hijo de un artesano, y que se ha encaramado hasta la regencia de España; y es verdad que habiendo entrado en el ejército como simple soldado ha salido de él con el grado de mariscal de campo. Pero si realmente es el símbolo de la unidad del gran partido liberal, no puede serlo sino por construir ese punto de indiferenciada unidad en el que se neutralizan todos los extremos. Y por lo que hace a la popularidad de los progresistas, no exageraremos al decir que quedó arruinada desde el momento en que pasó del cuerpo del partido a un individuo particular.
Karl Marx, sobre Espartero en ‘España y Revolución’