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‘¡Qué tirria! Los mejores y más odiosos cuentos clásicos’

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El próximo jueves, en la librería Estvdio de Santander (calle Burgos), se presenta, a las siete y media de la tarde, un proyecto que me es muy querido y en el que he participado por partida doble: diseñando la cubierta y adaptando el pensamiento de una docena de ilustradores participantes mediante la redacción de unos textos alusivos a cada obra.

Se trata del libro ‘¡Qué tirria! Los mejores y más odiosos cuentos clásicos’.

La propuesta, del editor de Milrazones, Jesús Ortiz, era irresistible: sencilla, original y un punto transgresora: ilustrar los cuentos que, por alguna razón, no despertaban todo el entusiasmo que los adultos esperaban concitar. A mí estas cosas me encantan.

Todos tenemos nuestras filias y fobias. Yo, por ejemplo, me llevo fatal con Peter Pan, y otro tanto, cada uno con sus referentes, la docena de ilustradores que han recreado otras tantas estampas clásicas de la mitología infantil: Los tres cerditos, Caperucita, Rapunzel…, así hasta doce. La relación de ilustradores, los auténticos protagonistas, es la siguiente:

Yolanda Mosquera, Marina EiroKike Ibáñez, Maria Beitia, Marcos Guardiola (Maguma), Mónica Jorquera, Paloma Corral, Fría Aguilar, Paz Tamburrini, Raquel Fernández , Yael Frankel y Pablo García.

Este reverso de los cuentos infantiles es el que me ha guiado a la hora de hacer un diseño de cubierta que he pretendido sencillo y básico. He jugado (el juicio en todo caso es de los lectores) con la luz y la oscuridad y también con esa otra parte de nosotros que es todo lo que leemos, todo lo que experimentamos, todo lo que nos gusta y todo lo que detestamos, un cóctel que nos acompaña siempre como una sombra. Pero quería dejar clara la tirria. ¿Cómo evidenciarla? Busqué a una niña que no fuera dócil y ahí la tenemos, de brazos cruzados ante los fantasmas que pueblan su niñez. Lo divertido y lo ‘tirrioso’, lo aceptable y lo criticable, el mundo de los adultos frente al de la infancia.

Dejé a un lado todo lo que suelo utilizar cuando hago mis propios libros: fotos y grabados, preferentemente; y también rehusé competir con los ilustradores, convirtiéndome en el número 13, porque uno puede ser atrevido en sueños, pero no es recomendable serlo durante la vigilia. Una difícil papeleta, con varias opciones, que finalmente se decantó por la opción deliberadamente ‘tenebrista’, pero no exenta de humor y un toque melancólico.

Tengo que hacer mención especialmente a la gran labor de la coordinadora editorial, y a quien se le ocurrió la idea del libro, Carmen Palomo, quien me ha guiado, con su experiencia y conocimiento, por este denso mundo, de apariencia ligera, que es el relato infantil. El tono, la voz, la precisión del detalle no hubieran sido posibles sin los comentarios sagaces de Carmen Palomo. Mis textos, que acompañan a las ilustraciones, son en cierto modo suyos.

Tampoco hubiera sido posible sin la guía de Jesús Ortiz, un editor que se está haciendo camino en el mundo del álbum ilustrado de una manera rápida y clara, y a quien desde aquí doy las gracias y deseo la mayor de las fortunas con este libro, los que le precedieron y, claro está, con los que vendrán después.

Y ahora os dejo con las palabras de la propia editorial que, mejor que yo, cuentan de qué va esta ‘¡Qué tirria’, que a mí me a hecho exclamar: ¡Qué estupendo!

De todos los cuentos que nos contaban de niños, seguro que algunos nos producían muchísima tirria, bien porque los cuentos tenían un contenido en moralina importante —hay que ser trabajador como la hormiga y el cerdito mayor, no divertido como la cigarra y los dos cerditos menores—, bien porque el protagonista nos resultara desagradable por cualquier otra razón. El caso es que había cuentos que no soportábamos.

Propusimos a 12 ilustradores que eligieran un cuento que a ellos les produjera verdadera tirria para que lo ilustraran. También les pedimos que nos explicaran qué les molestaba del cuento en cuestión. Con esa información le encargamos al periodista Javier Fernández Rubio unos textos brevísimos, que no interfirieran con la ilustración. El resultado es este libro, que contiene 12 láminas presentando 12 cuentos clásicos retratados desde un punto de vista insólito.

Como ya hicimos con el Calendario revolucionario laico y universal, ¡Qué tirria! es a la vez una antología de ilustradores infantiles hispanos contemporáneos que nos gustan especialmente. No están todos los que son, pero decididamente son todos los que están.

http://www.milrazon.es/Libros/que-tirria-los-mejores-y-mas-odiosos-cuentos-clasicos.aspx

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