Ya lo tenemos en preventa y a disposición de los libreros: El Discurso sobre la felicidad, de Madame du Châtelet, la mujer científica e ilustrada, amante y confidente de Voltaire, que escribió estos consejos para ser feliz a la luz de su experiencia. La traducción es de Marta Cerezales Laforet.
Émilie du Châtelet (1706-1749) fue una mujer extraordinaria que vivió en pleno Siglo de las Luces. Hija de una familia noble, su padre, un hombre de mentalidad abierta, le proporciona en casa una sorprendente educación humanística, atípica para su época y que evidentemente no recibían nunca las mujeres.
Se casa a los diecinueve años con el marqués du Châtelet con el que tiene tres hijos. El conde no le despierta mucho interés y él, que la admira, deja que lleve su vida en libertad siempre que guarde las formas. Frecuenta los salones, tiene varios amoríos, disfruta de la vida mundana sin preocuparse de los prejuicios de su época y estudia matemáticas. Madame du Châtelet se dedica a su estudio con todo el rigor y la tenacidad que exige esa disciplina rigurosa.
En 1733 conoce en casa de la Duquesa de Saint-Pierre al que será el gran amor de su vida: Voltaire, con el que establece una apasionada relación. Por Voltaire renuncia a su vida en París, a su familia, a su reputación para vivir durante diez años un amor en el que no falta la pasión por el estudio. «Somos dos filósofos voluptuosos», dice Voltaire.
Sin embargo la pasión de Voltaire se va apagando y se transforma en una inalterable amistad. Émilie se refugia en el estudio, pero vuelve a enamorarse, esta vez de Saint Lambert, un intelectual diez años más joven que ella. A los 42 años queda embarazada y muere en 1749, unos días después de dar a luz.
El Discurso sobre la felicidad es el único escrito no científico que se conserva de Madame du Châtelet. Lo tenía Saint-Lambert que lo publicó en 1779, cuando tanto el marido como Voltaire ya habían muerto.
El asunto de la felicidad se trató en numerosos ensayos del siglo XVIII, al igual que lo hicieran en la antigüedad autores griegos y latinos. De todos ellos el libro de Madame du Châtelet es uno de los más interesantes y merece ser leído en la época actual.
La presente traducción es obra de Marta Cerezales Laforet, quien ya ha traducido para nosotros numerosos trabajos y se hace cargo en esta ocasión también del prólogo de esta obra considerada un clásico del protofeminismo.
Abdelfattah Kilito, Premio Faisal de Lengua y Literatura Árabe 2023, ha publicado con nosotros dos obras (‘Hablo todas las lenguas pero en árabe’ y ‘El que buscamos vive al lado’) y tenemos en ciernes una tercera. La gran artífice, traductora, e introductora de la obra de Kilito en España ha sido y es Marta Cerezales Laforet. A ella y a Miguel A. Moreta-Lara, quien prologó ‘El que buscamos vive al lado’, y al igual que Marta es amigo personales de Kilito, debemos hacer mención especial en este día.
‘Hablo todas las lenguas pero en árabe’ es una recopilación de artículos, conferencias y notas de lectura, en donde el autor reflexiona y analiza las relaciones tanto en la vida cotidiana como en literatura entre el o los árabes dialectales, el árabe clásico y las lenguas extranjeras, todo con una profunda erudición y un cierto toque de humor que les confiere un sabor especial. El título está tomado de Kafka que, en su Diario, cita una frase pronunciada por una artista de Praga: ”Mire usted, yo hablo todas las lenguas, pero en yiddish”, para mostrar que no podemos liberarnos, al menos oralmente, de nuestra lengua materna, familiar.
‘Las mil y una noches’, pero también la ‘Odisea’ y ‘Jacques el Fatalista’, entre otras obras clásicas, dan pie a Kilito a explorar nuevos vericuetos de las historias que cada noche narra Sherezade. Entre el ensayo y la narrativa, estos diez cuentos que llevan por título genérico ‘El que buscamos vive al lado’ son un aporte al magma torrencial de ‘Las mil y una noches’. Por sus páginas deambulan, junto a Sherezade y Simbad, pero también Ulises, Borges, Jacques el Fatalista, Tristam Shandy y Gilgamesh.
Premio Faisal
El escritor y crítico marroquí Abdelfattah Kilito acaba de recibir el Premio Rey Faisal de Lengua y Literatura Árabe (edición 2023) por su obra «Narrativa árabe antigua y teorías modernas». El Premio Faisal se otorgó por primera vez en 1979. Desde entonces, 282 investigadores y científicos de 44 países lo han ganado, incluidos 22 ganadores del Premio Nobel.
Profesor de la Universidad Mohammed V de Rabat, el crítico marroquí fue premiado por «la excelencia de su interpretación de las antiguas narrativas árabes gracias a unas meticulosas investigaciones (…) así como por su capacidad para presentar la historia árabe al gran público de manera clara y precisa», subrayó el jurado.Abdelfattah Kilito es un escritor y crítico de habla árabe y francófona que ha trabajado extensamente en la renovación de los estudios literarios árabes, tema al que ha dedicado varios libros. Muchas de sus obras han sido traducidas a otros idiomas como inglés, español e italiano.El Premio Faisal se otorgó por primera vez en 1979. Desde entonces, 282 investigadores y científicos de 44 países lo han ganado, incluidos 22 ganadores del Premio Nobel.
No, le dije no gracias, no me gustan los museos, demasiada belleza concentrada en el mismo lugar, demasiado genio, demasiada elegancia, demasiada inteligencia, demasiado esplendor, demasiadas riquezas, demasiadas carnes expuestas, demasiados pechos, demasiados culos, demasiadas cosas admirables. Resultado: las obras amontonadas se aplastan las unas a las otras como los animales comprimidos de un rebaño y la singularidad propia de cada una queda inmediatamente apagada. Luego añadí, mira, lo malo de los museos es que la transición hacia el exterior se produce siempre de una manera demasiado brutal, quiero decir sin la más mínima preparación. Habría que acondicionar pasillos, algo así como cámaras de descompresión, rellanos de readaptación a lo mediocre, para volver a acostumbrarse progresivamente a la fealdad, de modo que al salir de esa sobredosis de arte que de tan sublime provoca náuseas, al pisar de nuevo la calle, la vuelta a la vida diaria tan imperfecta, tan gris, tan chunga a veces, se lleve a cabo más tranquilamente, ¿comprendes?
‘Elogio del fracaso’: La crítica francesa ante ‘Caminar hasta el anochecer’
Caminar hasta el anochecer, de Lydie Salvayre, es un texto extraordinario, difícil de clasificar, entre el ensayo y la autobiografía parcial a partir de la experiencia de una noche encerrada en el museo Picasso de París con ocasión de una exposición de Giacometti. Una obra esencial en la bibliografía de Lydie Salvayre.
Con un lenguaje corrosivo e irónico, Lydie Salvayre utiliza el pretexto de esa noche pasada en el museo Picasso para cuestionar el ambiente artístico y sus instituciones y tratar de explicar su propia relación con la cultura a partir de su infancia en un barrio de emigrantes y con un padre maltratador. De Giacometti elogia su radicalidad, sus fracasos reivindicados y su infinita modestia.
El libro tuvo una excelente crítica tanto en Le Monde como en Le Nouveau Magazine Littéraire, L’Humanité, Le Matin y otras publicaciones culturales.
Lydie Salvayre vendió 300.000 copias de su libro ‘Caminar hasta el anochecer’, que cuenta, con humor y mucho temperamento, la tormenta de ideas y recuerdos que le vinieron a la cabeza cuando pasó una noche sola en el Museo Picasso de París, enfrentada a la estatua de Giacometti ‘El hombre que camina’.
La idea, y por lo tanto el libro, surgió de la editorial francesa Stock, que llevaba a cabo una colección sobre la base de una serie de escritores que pasaban una noche en un museo. Ese era el nombre de la colección: Una noche en el museo.
En el caso de Salvayre, el museo elegido fue el Picasso de París y la obra de referencia, tal vez una de las esculturas más bellas y misteriosas que hayan salido de las manos de un artista: ‘El hombre que camina”, de Giacometti. Al tiempo que Salvayre cuenta como humor y sinceridad cómo le surgió el encargo y cómo detesta el mundo artificial del arte institucional, el diálogo con la escultura le lleva a reflexionar sobre la muerte, propia y ajena, ese ‘anochecer’ hacia el que caminamos todos; el sentido de la obra que Giacometti trató plasmar y la relación tempestuosa con su padre.
Salvayre, hija de republicanos españoles exiliados -su primer apellido es Arjona-, guarda un sentimiento ambivalente hacia el ‘frañol’ hablado con desparpajo por su madre y la violencia y el compromiso político del padre, del que habla sin ambages.
De Salvayre, que ganó el premio Goncourt en 2014, publicamos hace escasos años ‘Siete mujeres’, un ensayo biográfico de siete grandes mujeres de la literatura. Tanto uno como otro fueron traducidos por Marta Cerezales Laforet.
Con la estatua de Giacometti ‘El hombre que camina’ como punto de partida, la ganadora de Goncourt 2014, Lydie Salvayre, emprende en ‘Caminar hasta el anochecer’ una emotiva reexploración de su indignación y la historia de su familia como hija de un exiliado español. Lydie Salvayre pasó una noche entera sola en el Museo Picasso durante su exposición Picasso-Giacometti. Habiendo tenido una pasión duradera por ‘El hombre que camina’ (una obra que ella ve como la esencia misma del arte pero que solo había visto fotografiada anteriormente en revistas), estaba segura de que se sentiría profundamente conmovida cuando se enfrentara a tanta belleza. Y sin embargo, ver este “cuerpo inmóvil, helado pero también en movimiento, como olas en el mar que el frío ha congelado el oleaje” sólo le produce una leve irritación. ¿Es analfabeta en belleza? ¿Esta sensibilidad se transmite sólo entre los acomodados para reforzar su exclusividad? ¿Es el espacio el que obstaculiza la pieza y la priva de su mensaje profundo? Ella está confusa y llena de preguntas. Entre líneas –a medida que la autora desvela su relación con su padre, su familia de comunistas españoles exiliados, su obsesión por la humildad y la denuncia anclada en cada injusticia–, el lector descubre poco a poco sus exigentes expectativas ante el arte y su miedo a la muerte. Una lectura poderosa y llena de sangre. Lydie Salvayre ha escrito una veintena de libros, traducidos a muchos idiomas, incluido ‘Pas pleurer’, ‘No llorar’, que ganó el Premio Goncourt 2014.
El libro estará a la venta en toda España el 28 de marzo, pero ya puedes reservar un ejemplar en tu librería favorita o en tu canal de venta online habitual.
El sábado 16 de octubre, al mediodía, presentaremos en la librería Dlibros de Torrelavega la última novela de Gloria Ruiz ‘Morir por cesar el llanto’. La acompañará en la presentación Marta Cerezales Laforet.
El miércoles 6 de octubre, a las siete y media de la tarde, presentaremos en la librería La Vorágine de Santander la última novela de Gloria Ruiz ‘Morir por cesar el llanto’.
Las inscripciones han de hacerse en la web de la librería o pinchando aquí
El próximo lunes tendremos a la venta ‘El que buscamos vive al lado’, un ensayo fragmentario del intelectual marroquí Abdelfattah Kilito sobre la lectura, los sueños, los relatos y… la vida siempre sorprendente con sus pasiones y sus terrores.
‘Las mil y una noches’, pero también la ‘Odisea’ y ‘Jacques el Fatalista’, entre otras obras clásicas, dan pie al gran escritor marroquí Abdelfattah Kilito, uno de los mayores especialistas en aquel libro incomensurable, a explorar nuevos vericuetos de las historias que cada noche narra Sherezade.
Entre el ensayo y la narrativa, estos diez cuentos que llevan por título genérico ‘El que buscamos vive al lado’ son un nuevo aporte al magma torrencial de ‘Las mil y una noches’. Traducidos por Marta Cerezales Laforet y prologados por Miguel A. Moreta-Lara, por sus páginas deambulan, junto a Sherezade y Simbad, Ulises, Borges, Jacques el Fatalista, Tristam Shandy y Gilgamesh.
Por medio de la erudición y la lectura gozosa de Kilito, Sherezade sigue embriagándonos el oído.
“En Francia, el siglo XIX fue un periodo de grandes turbulencias y de inestabilidad política. En 1799 el golpe de estado del 18 Brumario por parte de Napoleón Bonaparte acaba con la revolución de 1789 y a lo largo del siglo se producen profundos cambios con un fondo de crisis y rupturas que originan cada vez nuevos regímenes políticos: dos imperios (1803-1814 ; 1852-1870), tres monarquías (1815-1824; 1825-1830; 1830-1848) dos repúblicas (1848-1852, 1870) y tres revoluciones (1830, 1848, 1871). Simultáneamente los descubrimientos científicos y técnicos transforman también la sociedad francesa. Al debilitarse la influencia de la nobleza y el clero, la burguesía liberal y reformadora se afirma como la clase social dominante, estimulando el auge industrial y asociando el poder al dinero. Surge una nueva clase, la del proletariado, menos conservadora que la de los campesinos. La condición femenina sin embargo, sufre un retroceso en relación con el siglo anterior. A pesar de que muchas mujeres participaron en la revolución de 1789, en la de 1848 y luego en la defensa de París y en la Comuna en 1870-71, su lucha no les reportó grandes beneficios. Los hombres que detentaron el poder a lo largo del siglo, ya fueran revolucionarios o conservadores, estaban de acuerdo en un punto: el lugar de la mujer es la casa, no la ciudad y aún menos la tribuna de una asamblea; y, si al final del siglo, las mujeres obtienen finalmente algunas victorias (acceso a la enseñanza secundaria y la universidad, divorcio, posibilidad de nuevas profesiones) tendrán sin embargo que esperar hasta 1944 para iniciar con el sufragio universal el duro camino hacia la igualdad.
Todos estos cambios políticos y sociales se acompañan de una efervescencia de ideas y de movimientos literarios (novela, poesía) y artísticos (pintura, escultura, música) que evolucionan íntimamente asociados.
Gautier
Villiers de l’Isle Adam
Maupassant
Balzac
Zola
En 1830 Victor Hugo presenta su obra de teatro Hernani que representa el espíritu del romanticismo, movimiento tanto artístico como político que define a la mayoría de las obras y los autores de la época, tales como Balzac, Stendhal, Hugo o Lamartine en literatura, Derlacroix y Géricault en pintura, Berlioz en música. El romanticismo rompe con las formas rígidas del clasicismo, da rienda suelta a la expresión individual y a los sentimientos, y quiere dar voz al pueblo que hasta entonces había carecido de ella. Posteriormente, la generosidad y el ideal dan paso a un cierto realismo en el estilo y los asuntos tratados. El realismo, que tiene su origen en la pintura, especialmente en Courbet, desea en literatura describir la realidad sin idealizarla, lo que comporta la adquisición de nuevos temas que ponen de manifiesto los cambios que se han producido en la sociedad, tales como el ascenso y la caída social (Stendhal en El rojo y el negro) o el poder del dinero (Balzac, El padre Goriot) . La descripción detallada, tanto en los retratos de los personajes como en la descripción de los lugares y los interiores procura un efecto de veracidad. Balzac, que en 1845 decidió reunir toda su obra (noventa y un volúmenes entre novelas y cuentos) bajo el título de La comedia humana , que él mismo define como “la pintura de toda la sociedad”, es considerado el precursor de este movimiento y Flaubert el principal representante, aunque él rechazaba cualquier clasificación, con la publicación de Madame Bovary y La educación sentimental. Este realismo se afirma aún mas en los escritos de Maupassant, de los hermanos Goncourt y más tarde de Emile Zola, jefe de fila del naturalismo, visión literaria que quiere representar la realidad partiendo de la observación y de la investigación científica. Zola, inspirándose en La comedia humana, reúne veinte de sus novelas bajo el título de Los Rougeons Macquart, Historia natural y social de una familia bajo el segundo imperio y pretende también describir la transformación de la sociedad de manera exhaustiva, sin olvidar ninguno de los adelantos de la época: urbanismo parisino, grandes almacenes, desarrollo del ferrocarril, aparición del sindicalismo moderno etc.
Tanto en el realismo como en el naturalismo, los temas y los problemas son inseparables de la sociedad que los produce y que en principio debería estar preparada para recibirlos. Sin embargo eso no se lleva a cabo sin fricción. El artista realista, que describe sin concesión la vida moderna, ofende a parte de esa sociedad y la estética realista es objeto de polémica a lo largo del siglo. La publicación de Madame Bovary en 1856 escandalizó a la burguesía francesa, pero el proceso judicial al que fue sometido el libro, contribuyó a su éxito. Hoy Madame Bovary es considerada la primera novela moderna.
Al mismo tiempo prolifera la novela corta y el cuento, de los que Guy de Maupassant es el mayor exponente y que en mayor o menor medida también han frecuentado los demás escritores. Los cuentos tratan los mismos temas y utilizan las formas de escritura de la novela, suelen publicarse primero en revistas o periódicos donde también se imprimen por entregas la mayoría de las novelas. Entre los distintos asuntos, hay que destacar, tanto en las novelas como en los cuentos del siglo XIX, el vivo interés por la mujer y por sus circunstancias.
Escritores como Stendhal, Balzac, Zola, Flaubert, Hugo, Maupassant Barbey d’Aurevilly, Théophile Gautier, Lamartine, Mérimée, Musset, Vigny, Villiers de l’Isle-Adam, o Baudelaire, nos transmiten una imagen de la mujer a través de personajes procedentes de todas las clases sociales, espejos de una sociedad en plena mutación que reflejan el lugar y el papel que representaban en ella las mujeres.
En esta pequeña selección de relatos vemos desfilar algunos de los tipos o estereotipos conocidos: burguesas, grandes damas, mujeres virtuosas pero también mujeres adúlteras, campesinas, obreras, mujeres artistas, cortesanas, prostitutas. En todos los casos son estampas de mujer vistas por hombres pero hombres que son al mismo tiempo grandes escritores de la literatura francesa: Honoré de Balzac (1799-1850), Auguste Villiers de l’Isle-Adam (1838-1889), Guy de Maupassant (1850- 1903), Théophile Gautier (1811-1872) y Émile Zola (1840-1902), lo que convierte los estereotipos en personajes femeninos diversos y singulares. A través de estos relatos, que en si mismos tienen un incuestionable valor literario, podemos vislumbrar un tema vasto y complejo como es el de la situación de la mujer y de las diversas formas que adopta en el pensamiento y la cultura francesa del siglo XIX.”
Del prólogo de Marta Cerezales Laforet, encargada de la selección y traducción
1.- LA SEÑORA: Honoré de BALZAC: Estudio de mujer. Honoré de BALZAC: El mensaje. Guy de MAUPASSANT: El bigote. 2.- LA CAMPESINA: Guy de MAUPASSANT: Historia de una criada de granja. 3.- LA OBRERA: Émile ZOLA: El amor en la buhardilla. Émile ZOLA: Con qué sueñan las pobres chicas. 4.- LA MANCILLADA: Guy de MAUPASSANT: Señora Bautista. 5.- LA PROSTITUTA: Auguste VILLIERS DE L’ISLE-ADAM : Flores de tinieblas. Auguste VILLIERS DE L’ISLE-ADAM : Las señoritas de Bienfilatre. Guy de MAUPASSANT: Odisea de una chica de la calle. 6.- LA ARTISTA: Émile ZOLA: La señora Sourdis. 7.- LA MUERTA ENAMORADA: Auguste VILLIERS DE L’ISLE-ADAM : Vera. Théophile GAUTIER: Ónfale. #estampasdemujer