‘Un llanto sobre el mar’, en Badajoz
Presentación de la poesía de Roland Leighton, recogida en la antología ‘Un llanto sobre el mar’, que ha editado y traducido Paula Campos. En la presentación le acompañará el poeta y traductor Ben Clark.
Presentación de la poesía de Roland Leighton, recogida en la antología ‘Un llanto sobre el mar’, que ha editado y traducido Paula Campos. En la presentación le acompañará el poeta y traductor Ben Clark.
Dos de nuestros libros están íntimamente relacionados y si se leen a la vez se comprenderá por qué. En ‘Nada tan amargo’, conjunto de poemas de poetas de la I Guerra Mundial, Vera Brittain tiene un protagonismo especial. Pero también Roland Leighton, aquel muchacho de quien estuvo enamorada y cuya relación quedó truncada por la guerra. De Roland Leighton hemos publicado ‘Un llanto sobre el mar’ y tanto en un libro como en otro se encuentran poemas cruzados, los que Vera dedicó a Roland y los que Roland dedicó a Vera.
Leighton no tenía un círculo amplio de amigos ya que sus compañeros lo consideraban bastante frío y vanidoso. Sin embargo, se convirtió en un amigo cercano de Edward Brittain, hermano de Vera. Leighton utilizó el medio de la poesía para expresar su creciente amor por ella, a quien conoció cuando tenía 19 años. No tuvieron mucho tiempo. Roland moría en 1915, con 20 años, en Francia.
‘Un llanto sobre el mar’ fue editado por Paula Campos Fernández. ‘Nada tan amargo’, por Eva Gallud Jurado. Sin ellas no hubieran sido posible estos libros.
Porque yo naceré en un burdel
y tú nacerás sobre un trono.
Con rostro desatento
el destino nos asigna un lugar,
y nunca podemos reclamar el nuestro.
Y no nos atrevemos a murmurar
y no expresamos queja alguna,
aunque muy bien sabemos
qué infierno deben vivir algunos
antes de morir.
Porque una parte de la tierra es cielo
y la mayor parte de la tierra es infierno
y las estrellas burlonas
miran a través de las rejas del cielo
y sonríen: «Dios lo ha hecho bien.»
Traducción: Paula Campos Fernández
La tormenta golpea ruidosa y tú estás lejos,
la noche es feroz,
¿acaso apunta el día en lejanos campos de batalla,
pequeño mío?
Hasta el menor de los males intenté evitarte
en el pasado,
con sueños de hombría en colinas lejanas calmé
tus temores infantiles,
pero no pude salvarte del choque del conflicto;
con ojos brillantes
agarraste la espada y por el camino de la Vida
saliste a buscar tu recompensa.
La tempestad ruge, pero tú estás dormido;
aunque el viento azote con furia
no podrán romper tu profundo sueño infinito,
pequeño mío.
Traducción: Eva Gallud Jurado
Los llamados War poets han ocupado una parte central en el ejercicio colectivo de recordar que la Primera Guerra Mundial ocurrió. Sus versos se recitan todos los años con la devoción de quienes musitan textos sagrados y hoy, un siglo después del Armisticio del 11 de noviembre de 1918, podemos afirmar que, contra todo pronóstico, no ha sido la narrativa ni la pintura ni el cine, sino el arte más breve y frágil, la palabra hecha poesía, lo que ha logrado y logra transportarnos al horror de las trincheras de las que ya ningún ser humano guarda el recuerdo. Así, difundir la poesía de la Gran Guerra —difundir the pity, que diría Owen— es hacer justicia a la memoria, al recuerdo de lo abominables que podemos llegar a ser los hombres —¿hubiera ocurrido la Gran Guerra en un mundo liderado por mujeres?— y significa, entre otras cosas, trabajar para que esto no pueda volver a ocurrir jamás. Son malos tiempos para una paz europea y nuestra principal amenaza es el olvido. Así, traducir la poesía de las trincheras tiene una función práctica, actual, indispensable, nos permite el acceso a las voces que vivieron el infierno y que nos suplican, con sus versos, que no dejemos que ocurra de nuevo. En este sentido quiero felicitar y agradecer a Paula Campos Fernández por su extraordinaria labor. Ahora que se acaba de editar en España Testamento de Juventud, creo que la lectura de la poesía de Roland Aubrey Leighton resultará fundamental para evitar que sea sólo un personaje dentro de un libro. Fue un joven con sueños, un joven enamorado, el hijo de dos escritores que escribía, a su vez, estupendamente. Roland era puro futuro y todo le fue arrebatado a los veinte años. Disfruten, pues, de sus versos y de la excelente traducción de Paula Campos Fernández, y dediquen un momento a pensar en el joven Roland para que no sea verdad aquella vieja consigna de Bécquer: ¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!
Ben Clark, del Prólogo de Un llanto en el mar.
Roland Aubrey Leighton nació en Londres el 27 de marzo de 1895 y ha pasado a la historia de la literatura inglesa como uno de los ‘war poet’, uno de aquellos jóvenes idealistas que se desengañaron en las trincheras de la I Guerra Mundial e imprimieron un giro crítico y pacifista a la poesía de su tiempo. Hijo mayor de Robert Leighton, autor de libros de aventuras para jóvenes, y de Marie Connor Leighton, una conocida escritora de novelas románticas, Roland estudió entre 1909 y 1914 en el internado de Uppingham, en Rutland, donde fue un alumno ejemplar. Allí conoció a Edward Brittain y a Victor Richardson, sus amigos más cercanos. En abril de 1914, Edward le invitó a pasar las vacaciones de Semana Santa en su casa de Buxton (Derbyshire) y allí conoció a Vera Brittain, con quien establecería una relación. El 28 de julio de 1914, tan sólo semanas después de que Leighton terminara el instituto, se declaró la Primera Guerra Mundial. Al igual que muchos jóvenes de su generación, se alistó en el ejército tan pronto como pudo. En marzo de 1915, fue destinado a Francia con el Regimiento de Worcestershire. La noche del 22 de diciembre de 1915, Leighton recibió un disparo cuando estaba de descubierta cerca de la tierra de nadie. Murió al día siguiente en Louvencourt. Tenía 20 años.
#contraataque, de #siegfriedsassoon es un conjunto de poemas, realistas, duros y desencantados, que publicamos hace años y que ahora se encuentran descatalogados (interesados, consultar con la editorial). Sassoon, combatiente en la I Guerra Mundial, hizo trizas la mítica caballeresca de la guerra. Reflejo del batallar en las trincheras, ‘Contraataque’ toma como material poético la sinrazón de la guerra, la vesania de los mandos militares, la fraternidad, el hogar perdido, la masacre de los camaradas, el amarillismo de la prensa y el deseo de paz por encima de todo. Sassoon igualó con su pluma la valentía que mostró en la batalla. Con la misma pasión que mostrara en el frente, Jack el Loco, como lo apodaban sus hombres, exhibe la galería de horrores bélicos con diversos tonos poéticos, desde desde los descriptivo pasando por la ironía hasta cierta épica de la humanidad.
Junto con la obra de Sassoon nosotros hemos publicado también la de Rupert Brooke, #poesiaesencial, como la de Roland Leighton, #unllantosobreelmar. Asimismo, hemos publicado una antología de poesía hecha por mujeres, #nadatanamargo.
Tanto la obra de Sassoon como la de Brooke y la de las poetas ha sido traducida por Eva Gallud Jurado, mientras que la de Leighton es de Paula Campos Fernández.
Mi padre, Evelyn Leighton, tenía sólo quince años cuando su querido hermano mayor, el lugarteniente Roland Leighton, perdió la vida en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial.
Tras esta inesperada tragedia, mi padre apenas tuvo contacto con sus padres y nunca les habló a sus propios hijos de lo ocurrido durante estos años de su vida. Sin embargo, a lo largo de su carrera como oficial en la marina británica, sintió que era su deber responder de algún modo a las altas expectativas creadas por su hermano Roland.
Nosotros, sus hijos, supimos muy poco de nuestro tío Roland hasta que, en el año 1979, apareció la versión televisiva del libro autobiográfico Testament of Youth. Esta miniserie se basaba en el famoso libro de memorias de Vera Brittain, publicado en 1933.
Tanto la serie de televisión como el libro, despertaron nuestro interés por la historia familiar, particularmente en la relación que mantuvieron la autora del libro, Vera Brittain, y nuestro tío Roland. Ambos se habían prometido en matrimonio antes de que Roland viajara por última vez al frente occidental en Francia, en agosto de 1915.
El talento literario de Roland se debió, en gran medida, a la influencia de sus padres. Su padre, Robert Leighton, llegó a publicar alrededor de cuarenta libros de aventuras para jóvenes, mientras que su madre, Marie Connor Leighton, aportaba la mayor parte de los ingresos familiares escribiendo novelas románticas. El entusiasmo militar de Roland fue una consecuencia directa de la ideología militar e imperialista que reinaba en el ambiente de los internados y colegios privados de la época.
En su poesía encontramos dos vertientes. Una de ellas dibuja claramente su viaje emocional, desde sus últimos días en el instituto, pasando por su encuentro con Vera y el descubrimiento del amor, hasta la desilusión producida por su experiencia en las trincheras. La otra vertiente es más experimental; en esta Roland parece querer jugar con diversas temáticas y formas poéticas, anunciando un futuro prometedor como escritor.
Al estudiar cuidadosamente la obra de Roland Leighton y traducirla diestramente al español, Paula Campos Fernández ha realizado una importante contribución. Nuestra esperanza es que, además de dar a conocer su valor literario, sirva también para reflejar la terrible pérdida de potencial humano que toda guerra provoca.
David Roland Leighton
Adiós, entonces. Ya cantamos nuestras dulces canciones;
marchitas están nuestras guirnaldas de rosas rojas.
El día luminoso
–plata y azul y oro–
se apaga, en busca del sueño.
La tarde resplandece,
atravesada por la sangre del ocaso,
como un pájaro suave y gris que vuela
para descansar bajo las alas perfumadas
de la noche oscura y azul.
Traducción Paula Campos Fernández
Roland Aubrey Leighton nació en Londres el 27 de marzo de 1895 y ha pasado a la historia de la literatura inglesa como uno de los ‘war poet’, uno de aquellos jóvenes idealistas que se desengañaron en las trincheras de la I Guerra Mundial e imprimieron un giro crítico y pacifista a la poesía de su tiempo. Hijo mayor de Robert Leighton, autor de libros de aventuras para jóvenes, y de Marie Connor Leighton, una conocida escritora de novelas románticas, Roland estudió entre 1909 y 1914 en el internado de Uppingham, en Rutland, donde fue un alumno ejemplar. Allí conoció a Edward Brittain y a Victor Richardson, sus amigos más cercanos. En abril de 1914, Edward le invitó a pasar las vacaciones de Semana Santa en su casa de Buxton (Derbyshire) y allí conoció a Vera Brittain, con quien establecería una relación. El 28 de julio de 1914, tan sólo semanas después de que Leighton terminara el instituto, se declaró la Primera Guerra Mundial. Al igual que muchos jóvenes de su generación, se alistó en el ejército tan pronto como pudo. En marzo de 1915, fue destinado a Francia con el Regimiento de Worcestershire. La noche del 22 de diciembre de 1915, Leighton recibió un disparo cuando estaba de descubierta cerca de la tierra de nadie. Murió al día siguiente en Louvencourt. Tenía 20 años. #unllantosobreelmar #rolandleighton #paulacamposfernandez #warpoet #primeraguerramundial #poesia #bilingue
El libro ha sido traducido, anotado y seleccionado por Paula Campos Fernández. Incluye un prólogo a cargo del poeta Ben Clark y una introducción de David Leighton. El estudio introductorio ha corrido a cargo de la propia editora literaria, quien realizó su tesis doctoral sobre el desaparecido poeta británico. La obra, en edición bilingüe español-inglés, incluye, por último, un anexo fotográfico con fotos de la vida de Roland Leighton y de sus manuscritos.
El libro saldrá oficialmente a la venta el 13 de julio.