
Dos son los elementos que hacen sorprendente el libro La guerra es una estafa y a su autor, el comandante general del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, Smedley Butler: una que, sin ser un pacifista, y militar de carrera al fin y al cabo, terminó abominando del belicismo basado en los intereses comerciales de Estados Unidos; la otra, que fue un hombre conservador, como lo atestigua su militancia en el partido republicano, lo que le convierte en un caso excepcional en la política estadounidense y también en el estamento militar. Pero de esto habla mejor Jesús Ortiz Pérez del Molino, articulista y editor, a la par que autor del epílogo que contextualiza la obra:
Hay muchas más obras de ficción que muestran los horrores
de la guerra. Hay también, por supuesto, una larga
lista de autores que se opusieron a la guerra sin recurrir a la
ficción. Como Bertrand Russell, Kant, Tolstoy o Gandhi.
La guerra es una estafa podría incluirse en esta categoría
de obras serias, tratados argumentativos que no usan de la

imaginación ni del humor para señalar lo terrible que es
Jesús Ortiz Pérez del Molino. Epílogo.
la guerra. Pero hay una diferencia importante: su autor es
militar por voluntad propia, que hizo de ella su profesión
desde los 16 años hasta su retiro. Que fue un alto mando,
por lo que conocía desde dentro las tripas del asunto,
invisibles para un oficial bombardero, como Heller, y no
digamos para un soldado de infantería como Vonnegut.
No sabemos de la inclinación política de Aristófanes,
pero Heller y Vonnegut eran personas de izquierdas, al
menos de lo que en Estados Unidos se llama izquierda.
Butler no; tras su retiro se presentó a las elecciones por el
partido republicano, el mismo que ha hecho presidente a
Trump. Butler era un conservador convencido, pero entre
los conservadores también hay gente a la que no le parece
bien que se organicen carnicerías para enriquecer a unos
pocos. Y lo bastante valiente para ver que de eso se trata
en la guerra, aunque implique, como en el caso de Butler,
cuestionarse toda su vida. Desde 1933 daba mítines contra
la guerra. En 1935 declaraba «fui un estafador, un gángster
del capitalismo».