Par ilustrar la cubierta de nuestro próximo libro, ‘Infierno y paraíso de las islas’, de Miguel A. Moreta-Lara, hemos echado mano de un grabado de Charles Eisen que representa a una muchacha ahuyentando al diablo mediante la exhibición de sus genitales. En la cultura mundial, pero sobre todo europea, hay decenas de referencias, populares y librescas, como en La Fontaine y Rabelais, al poder de la exhibición de los genitales femeninos como forma de conjurar el mal. Pero el libro de Moreta-Lara no es un tratado de demonología ni un recetario de pócimas para enfrentarse al maligno, sino que la imagen de Eisen ilustra más bien el valor de la mujer a la hora de enfrentarse al mundo con sus solos medios. Y de eso sí trata su libro.
Desde Italia —en la región de Abruzzo se atribuía un poder especial al gesto— hasta la India —donde se creía que alejaba las influencias malignas—, la exhibición voluntaria de los genitales femeninos tiene una abundante presencia en la historia, el folclore y la literatura. Un grabado realizado por Charles Eisen en el siglo XVIII para ilustrar las Fábulas de Jean de La Fontaine describe con gracia la capacidad de la vulva para ahuyentar las fuerzas malignas. En esta sorprendente escena, una joven se enfrenta valerosamente al demonio.

Apoyándose en la pared con la mano izquierda, se levanta las faldas con la derecha y muestra el centro sexual de su cuerpo a la vista de Satanás. El demonio retrocede atemorizado al ver desvelada su feminidad. Según cuenta la fábula, con este gesto la muchacha vence al demonio y lo aleja de su aldea. Un par de siglos antes, el escritor francés Rabelais imaginó una vieja llamada Papefiguiere que ahuyentaba al demonio de la misma manera, y este enfrentamiento entre la vulva y el mal ilustra algunas jarras de cerámica del siglo XVII. Estoy segura de que debía de ser muy divertido beber cerveza contemplando la escena.
Catherine Blackledge: El origen del mundo. Traducción de Zoraida de Torres Burgos. Ed. Península.
