
El nombre de la enfermedad que padece el mundo civilizado es la Pobreza. (…) Somos muy pobres como para tener campos verdes placenteros y páramos atravesados por la brisa, en lugar de los horrorosos desiertos que nos circundan aquí; somos demasiado pobres como para tener ciudades planeadas racional y adecuadamente, con casas hermosas preparadas para que hombres honestos las habiten; somos muy pobres para prevenir que nuestros niños crezcan en la ignorancia; muy pobres para derribar prisiones y hospicios para reemplazarlos por bellos salones y lugares públicos destinados al placer de los ciudadanos; muy pobres, sobre todo, para darle a cada persona la oportunidad de hacer lo que sepa realizar mejor, y por lo tanto, para que pueda disfrutar del placer de hacerlo. ¡Qué digo! Somos demasiado pobres para apaciguar nuestro medio, y poner fin a la guerra entre ricos y pobres, entre los poseedores de todo y los carentes de todo.
William Morris, A pesar de los estragos del tiempo.