Ya están aquí, ya son tocables. Sabes sus dimensiones de memoria, sus características técnicas, los has presupuestado, hecho acopio del material, se ha leído, ordenado y corregido varias veces, puesto en página, ajustado, sacado pruebas, planchado, impreso, encuadernado, empaquetado, distribuido, disertado, querido, odiado… pero nada, nada, es comporable a tocarlo y esa interiorización palpable de lo que es una entelequia y acaba siendo.